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SEPT
12
2019
Tecnología
Cuando los Black Eyed Peas me invitaron a subir al escenario
Una innovadora iniciativa en el Festival Cruïlla permite subir virtualmente al escenario con las bandas participantes y disfrutar del concierto desde un sillón.
Tocaba el piano desde los seis años. A los doce, se manejaba perfectamente con el bajo y la guitarra. Tenía centenares de composiciones escondidas en el fondo de su Mac pero ninguna de ellas había sido jamás registrada por un oído humano que no fuera el suyo. El concepto de miedo escénico se quedaba corto para Olivia… Apenas pudo participar en un par de eventos de fin de curso en la escuela de música en la que estudiaba antes de abandonarse a un provechoso y compulsivo proceso de aprendizaje autodidacta que no hizo más que profundizar su pudor creativo.
Pero el pasado 3 de julio su vida dio un giro cuando experimentó por vez primera la sensación de interactuar con decenas de miles de personas –una galaxia para ella– compartiendo escenario con una de sus bandas favoritas, Black Eyed Peas. En el centro del escenario disfrutó de las armonías vocales y composiciones reconocidas por media docena de premios Grammy y un buen puñado de números uno. Emulando a Fergie, antigua vocalista de la formación, pudo sentir el calor, la emoción, la comunión con el público y otras sensaciones de plenitud muy difíciles de explicar para alguien virgen en el ejercicio de la actuación.
© Xavi Torrent
Desafiando sus miedos más profundos pudo pasear por el amplio escenario, absorber los matices de los monitores y aproximarse incluso al fervor del público sin exponerse lo más mínimo.
Aquellas gafas de realidad aumentada alimentadas por una cámara multiángulo, y un sistema de streaming perfeccionado probablemente cambiarán su vida para siempre. Quién sabe si esta experiencia romperá la maldición y dejará que comparta con nosotros algunas de sus composiciones.
Wow, wow, wow
Esta podría haber sido perfectamente la inmersiva experiencia de alguna de las 1.200 personas que probaron desde la comodidad del Village su conversión en estrellas del rock en la décima edición del Festival Cruïlla, en una de las primeras pruebas mundiales de la tecnología 5G aplicada a la industria del entretenimiento y la música en vivo.
El proyecto, impulsado por el propio festival y por Mobile World Capital Barcelona, ha sido desarrollado tecnológicamente por Acciona, Cellnex, Qwilt y Masmovil, cada uno de ellos poniendo su especialidad al servicio de esta tridimensional experiencia.
Cuando me contaron el proyecto me mostré un poco escéptico, he probado distintos métodos y experiencias con la realidad inmersiva y más allá del innegable efecto “wow” de un primer instante, casi siempre me han resultado mareantes, irreales y un poco ajenas pese a que su objetivo era probar la experiencia de usuario. Particularmente con intentos de emisiones en directo, el sueño de las grandes productoras. En muchas ocasiones las deficiencias técnicas, más que las ganas, estaban detrás de esa decepción, pero la iniciativa del Cruïlla demuestra que estos obstáculos son cosa del pasado.
© Aitor Rodero
“Queríamos ofrecer a los asistentes al festival la posibilidad de vivir la experiencia de una manera diferente. Pensamos en muchas opciones diferentes a la hora de decidir el caso de uso bajo la premisa de que cuando uno va a un festival no quiere experiencia virtual sino sentirla desde la realidad de la pista. Al principio, nos sedujo la idea de ofrecerlo a personas con movilidad reducida que difícilmente pueden acceder a las primeras filas, con la idea de colocar las cámaras entre el público”, explica Miguel Manjón, Product Strategist de Cellnex Telecom. “Posteriormente se nos ocurrió que si instalábamos la cámara en el escenario realmente sí estábamos ofreciendo una experiencia única, el súmmum de la entrada VIP“.
La gran innovación de este proyecto era la transmisión en directo.
“Hasta ahora las transmisiones de vídeo en 360 eran grabaciones, con el 5G consigues emitir en tiempo real con elevada calidad. En definitiva, se trata de una forma diferente de acceder al recinto. La tecnología nos permite combinar la inmediatez con la movilidad”, señala Manjón.
“El proyecto servirá para avanzar en el desarrollo de nuevas experiencias tecnológicas en el ámbito de la cultura y el entretenimiento”, explican los partners del proyecto, que forma parte del 5G Barcelona, una iniciativa público-privada que pretende convertir Barcelona en un hub digital de 5G paneuropeo a modo de laboratorio abierto en un entorno real de Smart City.
De hecho, probada la experiencia, en breve podremos aspirar a golear tras varios quiebros mágicos de Messi, competir con Nadal en el próximo torneo de Wimbledon o sentir el vértigo en estado puro al recorrer el sacacorchos de Laguna Seca en la “ratonera Honda” de Marc Márquez.
“A raíz de esta iniciativa nos han ofrecido probar experiencias en distintos ámbitos en directo, particularmente en el mundo del deporte”, reconoce Manjón.
Yes, we can
La clave es que, a diferencia de otras alternativas testadas hasta el momento, el uso de las tecnologías aplicadas en esta experiencia te permite realmente moverte en vivo por los espacios, mirar y escuchar un situ y experimentar, en definitiva, las sensaciones de una manera vívida. En un momento en el que la realidad tiene muchos apellidos y en el que la actividad virtual está plenamente instalada, el concepto de VR (Realidad Virtual por sus siglas en inglés) obtiene para mí la primera validación de la ansiada R.
© Aitor Rodero
Hay varias razones que explican la sensación inmersiva de la propuesta –en la que la latencia o tiempo de respuesta es mínima–. La primera de ellas es el uso de la tecnología 5G, que multiplica exponencialmente el ancho de banda y que revierte en una mayor fiabilidad y sensación de realidad, la segunda es que las imágenes tomadas por una cámara de 360 grados desde el escenario principal se transmiten ya procesadas vía small cells –micro antenas– a unas gafas de realidad virtual 3D.
Adicionalmente, la experiencia en directo llega al usuario de manera inmediata y sin interferencias gracias a la capacidad de almacenamiento en memoria temporal y procesado de datos en el extremo de la propia red, conocido como edge computing.
El Cruïlla no aspira a ser el mayor festival de música en un país que celebra 850 eventos musicales de este tipo al año congregando a 2,5 millones de “usuarios” y generando más de 5.000 millones de euros, pero, desde luego, sí parece haberse ganado la medalla a la innovación. Olvídense de los supuestos escalofríos que provoca ver en el cine Spiderman en 3D. Prepárense para enfundarse el traje, lanzar telarañas y volar entre los rascacielos de Manhattan. Que tiemble la realidad.
Carlos Ruano
Fundador de Newsbub (Google Partner). Ex redactor jefe de Reuters en España