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MAY
22
2023
Ambiente
Identificar, medir, actuar
Nuestro día a día depende en gran medida de los recursos que nos aporta la naturaleza: agua, aire, recursos geológicos, polinización… Según un informe del Foro Económico Mundial, más de la mitad del Producto Interior Bruto (PIB) mundial depende de alguna forma de la naturaleza. Lo vemos claramente en la agricultura o la alimentación, pero también dependen de estos recursos la industria del turismo o las telecomunicaciones.
El concepto “Capital Natural” fue acuñado por primera vez en 1973 por el economista británico Ernst Friedrich Schumacher en su libro “Lo pequeño es hermoso: Economía como si la gente importara”. En un contexto económico europeo complicado –crisis del petróleo, inflación generalizada, aumento de los precios…– este autor empezaba a vislumbrar que para el desarrollo económico se debe tener en cuenta tanto el capital financiero como el capital natural, refiriéndose a los recursos naturales como el agua, el aire, el suelo, la biodiversidad u otros recursos que son necesarios para mantener la vida humana y el bienestar.
Desde entonces, el concepto “Capital Natural” ha sido usado para describir la importancia de la conservación y la gestión sostenible de los recursos naturales en el contexto del desarrollo económico. Analizarlo ayuda a entender el valor y la importancia de estos recursos naturales en relación a nuestras actividades económicas.
El concepto cobró aún más fuerza cuando en 2012 se firmó la Declaración para el Capital Natural en el marco de las Naciones Unidas y en 2016 se lanzó el protocolo Capital Natural, el cual proporciona una metodología clara y consistente para medir y valorar el capital natural de una empresa o región, permitiendo una mejor toma de decisiones y una gestión más sostenible de los recursos naturales.
El capital natural aplicado al contexto empresarial hace referencia a los recursos naturales necesarios para que esa empresa opere, pero también el impacto que genera su actividad. Por ejemplo, una empresa que venda zapatos tiene que tener en cuenta el material para producirlos: cuero y caucho. El cuero es extraído de vacas; las cuales necesitan hierba y cereales para alimentarse; que a su vez necesitan agua y tierra para ser cultivados. El caucho para las suelas se consigue de árboles, los cuales necesitan tierra y agua para crecer. Pero para vender los zapatos, la empresa también necesita tiendas, que necesitan luz, calefacción… El cambio de paradigma en la mentalidad empresarial ha sido no solamente identificar el impacto del negocio en el capital natural, sino cuantificarlo para, por ejemplo, realizar acciones preventivas si la sequía está haciendo que los árboles que producen caucho no puedan crecer al ritmo que la empresa necesita.
La empresa química norteamericana Dow Chemical fue una de las primeras compañías en incorporar el capital natural en sus prácticas comerciales. En 1996 evaluó y midió los impactos y dependencias de la compañía respecto al capital natural, y a consecuencia adoptó varias políticas y prácticas con un enfoque integrado y sostenible de la gestión empresarial y que a su vez tenían en cuenta la importancia del capital natural para el éxito a largo plazo de la compañía: mejora de la eficiencia energética y del uso del agua en las operaciones, establecimiento de objetivos de reducción de residuos y emisiones de gases de efecto invernadero…
Otras empresas como Puma, Unilever, Coca-Cola o Nestlé también han estudiado el impacto de sus actividades en relación al capital natural. Por ejemplo, Nestlé con su programa “Cultivando la Sostenibilidad” se ha centrado en mejorar la cadena de suministro de la compañía; o Unilever que, entre otros, se ha centrado en mejorar la salud del suelo en las zonas donde la compañía obtiene sus materias primas.
Cellnex, que cuenta con más de 135.000 emplazamientos incluyendo previsiones de despliegue hasta 2030 en zonas urbanas pero también rurales a lo largo de 12 países europeos, desarrolla un proyecto en el que se analiza la interacción que tiene la organización con el capital natural en términos de dependencias e impactos, considerando actividades económicas directas e indirectas a lo largo de toda su cadena de valor. El análisis de las dependencias resalta la importancia de mantener los hábitats en buen estado de conservación para que las especies puedan desempeñar su papel, mitigando cualquier efecto negativo vinculado a la erosión del suelo y a la variabilidad climática que dé lugar a fenómenos naturales extremos que signifiquen una afectación en los activos de la organización.
En el análisis de los impactos se han determinado qué actividades ejercen mayor impacto en la biodiversidad. En el Informe de Medio Ambiente y Cambio Climático 2022 se detalla la relación de estas actividades, tales como la generación de CO2 o residuos, entre otros. Disponer de esta información permite a la compañía aplicar cambios y activar políticas para concentrar mejor los esfuerzos. Por medio del análisis de las dependencias e impactos en el contexto de la compañía, es posible identificar los riesgos y oportunidades relacionados al capital natural.
Cellnex también ha identificado de forma preliminar, qué riesgos físicos y de transición son los que debe tener en consideración en su interacción con el capital natural, siguiendo las recomendaciones del TaskForce on Nature-Related Financial Disclosures (TNFD). En el Informe de Medio Ambiente y Cambio Climático y en la sección dedicada a naturaleza y biodiversidad de su Informe Anual 2022, Cellnex destaca que el aumento del número de incendios es uno de los mayores riesgos porque puede ocasionar una afectación a los activos de la empresa. Es por eso que es muy importante realizar una gestión adecuada de la vegetación colindante. También en relación al clima, las condiciones meteorológicas y en concreto el aumento de lluvias o tormentas severas, pueden ocasionar rachas de viento extremas que hagan colapsar las torres. En relación a los riesgos de transición, se han identificado riesgos reputacionales, de mercado, tecnológicos y de regulaciones los cuales tienen que ser observados con detenimiento para prevenir cualquier implicación.
El siguiente paso en el análisis es la cuantificación del impacto financiero que supone el incluir el capital natural en la organización. Para esto, se seguirá trabajando en la contabilización de éste para alinearlo con alguno de los estándares internacionales existentes como las ISO 14007:2019 (Gestión Ambiental), ISO 14008:2019 (Valoración monetaria de los impactos y aspectos ambientales relacionados) o el Natural Capital Accounting (BSI). Por otro lado, se desarrollará lo estipulado en el marco del TNFD para la cuantificación de los riesgos y oportunidades identificados a partir del análisis del capital natural en el contexto de la organización.
El desarrollo de estos marcos y estándares va a permitir a Cellnex establecer objetivos de reducción de impactos sobre la biodiversidad, así como desarrollar actuaciones futuras enfocadas a la aplicación del principio de No Net Loss en las áreas prioritarias identificadas en el análisis de riesgos basados en la naturaleza. Y a proteger, conservar y restaurar ecosistemas donde se haya contribuido a la degradación de hábitats siguiendo la jerarquía de mitigación.
Yolanda Romero
Sustainability Project Manager