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DIC
12
2024
Tecnología
El motor invisible detrás de los grandes eventos
El derbi Atlético de Madrid-Real Madrid en el Metropolitano está a punto de empezar, y los alrededores del estadio bullen de aficionados. Es complicado moverse entre la multitud rojiblanca que inunda este coliseo de hormigón. Encontrarme con mi hermana antes del partido es todo un desafío.
Ambos llegamos en metro, y durante el trayecto nos comunicamos por teléfono, sorprendentemente sin interrupciones pese a la saturación de usuarios. Al llegar, intentamos localizarnos junto al icónico avión del Atlético de Aviación, pero la zona está abarrotada. Decidimos alejarnos un poco y compartir nuestra ubicación por WhatsApp, agradeciendo que la red siga funcionando impecablemente.
Compartimos la emoción del partido en directo con otras 70.000 personas que envían fotos del ambiente, consultan la repetición de la jugada o envían sus comentarios a su red social favorita. De vuelta a casa, arrastrados por la marea de personas que va llenando cada pocos minutos los vagones del metro, la conexión móvil vuelve a ser clave para leer análisis, compartir videos o debatir la polémica del día. No puedo evitar reflexionar sobre la importancia de las infraestructuras que permiten que estos espacios normalmente con escasa afluencia de personas se conviertan de repente en ciudades efímeras perfectamente conectadas.
Y es que la conectividad en grandes eventos ya no es un lujo, sino una necesidad básica. Da igual que se trate de un multitudinario partido de fútbol, un concierto de Taylor Swift o unos Juegos Olímpicos: en todos, los asistentes comparten, transmiten y buscan información en tiempo real. Según datos recientes, el 80% del tráfico móvil se genera en interiores densamente poblados como estadios. Aquí entran en juego tecnologías como los sistemas DAS (Sistemas de Antenas Distribuidas, por sus siglas en inglés), que garantizan conectividad en entornos saturados o subterráneos.
Y es en este ámbito en el que Cellnex lidera la revolución, desplegando redes neutras que permiten a todos los operadores móviles usar una misma infraestructura. Este modelo no solo mejora la experiencia del usuario, sino que también optimiza la logística y fomenta el impacto económico en la zona. En espacios icónicos como el Metropolitano, San Siro en Milán o el metro de París con ocasión de su adaptación a los recientes juegos Olímpicos, estas soluciones han demostrado ser esenciales.
Más allá de los eventos masivos, estas tecnologías están transformando también hospitales, centros comerciales y edificios históricos en espacios plenamente conectados. Un ejemplo destacado es el Old War Office de Londres, donde Cellnex instaló 160 mini antenas mimetizadas con el entorno para ofrecer conectividad 4G y 5G sin alterar su estructura protegida.
Las telecomunicaciones ya no son solo una herramienta técnica; son el motor invisible que redefine nuestra forma de experimentar el mundo. Son esenciales para la interacción social, la logística y la seguridad. Y mientras planeamos nuestra próxima aventura al concierto de Springsteen en Milán, es evidente que estas tecnologías seguirán impulsando tanto la innovación como nuestra vida cotidiana.